La creciente relación entre grupos insurgentes y criminalidad organizada en el actual escenario Af-Pak tiene evidentes implicaciones para el combate al terrorismo y la insurgencia en aquella parte del mundo. La industria de la droga en Afganistán, el tráfico de armas, el contrabando de otras mercancías ilegales y legales y la corrosiva corrupción han contribuido significativamente a la financiación de organizaciones insurgentes como los Talibán, aportándoles también materiales, recursos humanos, espacios y oportunidades para atentar, etc.
La primera parte de este análisis describe las diferentes actividades ilícitas que vienen desarrollándose en Afganistán, destacando que la criminalidad organizada en el país no se centra única y exclusivamente en el tráfico de opio, en tanto que ésta se complementa con otras prácticas ilegales no menos lucrativas, tanto para las organizaciones criminales como para la insurgencia. A continuación se presta especial atención al cultivo y tráfico de opio como una de las principales actividades ilícitas en relación con los grupos insurgentes. Finalmente, se identifican algunos de los más potentes grupos insurgentes que operan en AfPak, explicando su conexión con las actividades ilícitas previamente descritas y su consiguiente condición de multiplicador de fuerzas.
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