INICIATIVA DE MAITE PAGAZAURTUNDÚA
Parlamento Europeo
Parlamento Europeo
El 11 de septiembre de 2001, el siglo XXI manifestó que su rasgo más distintivo, la globalización, afecta también al terrorismo.
Cerca de tres mil personas fueron asesinadas en varios atentados combinados de aviones utilizados como armas homicidas y millones de personas a lo largo del globo terráqueo pudimos ver, atónitos, en directo, los atentados de Al Qaeda, tan espantosos como propagandísticos en su aspiración por interferir y –en lo posible- dominar nuestras conciencias.
Atacaron Washington el mismo día, pero en la retina del siglo que nacía ha quedado la imagen de los dos aviones que hicieron caer las Torres Gemelas de Nueva York, uno de los iconos de EEUU y del mundo occidental.
Al Qaeda fue perseguida y debilitada, eliminado Bin Laden y, sin embargo, el empoderamiento ideológico del islamismo fanático y violento se ha extendido y reorganizado en distintos continentes. Ha cambiado el destino de otros grupos terroristas yihadistas con visiones territoriales más limitadas, que han ido quedando relegados o sumándose a la corriente del autodenominado Estado Islámico (EI). Algo no genera dudas: percibimos esta amenaza como una de los grandes problemas del momento histórico.
El autodenominado EI ha llegado a perturbar el escenario geoestratégico del mundo, dado el control totalitario por parte de estos fanáticos yihadistas de importantes territorios en Irak y Siria, provocando un escenario bélico que ha atraído a unos treinta mil jóvenes del mundo occidental a incorporarse a sus filas. Por otra parte, algunos de ellos han regresado para atentar en sus países de origen o en el entorno cercano.
Este escenario ha generado, además, un éxodo de millones de refugiados que ha originado una crisis humanitaria sin parangón desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y una importante crisis de credibilidad de las instituciones europeas y sus líderes. Los fanáticos violentos con aspiraciones políticas pretenden atemorizarnos y domesticarnos, hacernos cambiar. “Piensa como yo, o muere” condensa la proclama de distintos grupos terroristas, y esta proclama totalitaria es “incompatible con el funcionamiento político y social en sistemas democráticos”, como afirma magistralmente, el filósofo y escritor Fernando Savater en estas páginas.
Cada vez que trato sobre el terrorismo repito de memoria unas palabras del escritor Amos Oz, recogidas en su libro Contra El Fanatismo (Ed. Siruela, 2003) donde indica que “el fanatismo es más viejo que el Islam, que el cristianismo, que el judaísmo. Más viejo que cualquier estado, gobierno o sistema político. Más viejo que cualquier ideología o credo del mundo. Desgraciadamente, el fanatismo es un componente siempre presente en la naturaleza humana, un gen del mal, por llamarlo de alguna manera”…
El autodenominado EI ha llegado a perturbar el escenario geoestratégico del mundo, dado el control totalitario por parte de estos fanáticos yihadistas de importantes territorios en Irak y Siria, provocando un escenario bélico que ha atraído a unos treinta mil jóvenes del mundo occidental a incorporarse a sus filas. Por otra parte, algunos de ellos han regresado para atentar en sus países de origen o en el entorno cercano.
Este escenario ha generado, además, un éxodo de millones de refugiados que ha originado una crisis humanitaria sin parangón desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y una importante crisis de credibilidad de las instituciones europeas y sus líderes. Los fanáticos violentos con aspiraciones políticas pretenden atemorizarnos y domesticarnos, hacernos cambiar. “Piensa como yo, o muere” condensa la proclama de distintos grupos terroristas, y esta proclama totalitaria es “incompatible con el funcionamiento político y social en sistemas democráticos”, como afirma magistralmente, el filósofo y escritor Fernando Savater en estas páginas.
Cada vez que trato sobre el terrorismo repito de memoria unas palabras del escritor Amos Oz, recogidas en su libro Contra El Fanatismo (Ed. Siruela, 2003) donde indica que “el fanatismo es más viejo que el Islam, que el cristianismo, que el judaísmo. Más viejo que cualquier estado, gobierno o sistema político. Más viejo que cualquier ideología o credo del mundo. Desgraciadamente, el fanatismo es un componente siempre presente en la naturaleza humana, un gen del mal, por llamarlo de alguna manera”…
Nenhum comentário:
Postar um comentário